Irse de cualquier lugar, es difícil.

Irse de aquél lugar donde tienes todo, es aún más complicado.

Pero esto va por aquellos que toman la maleta y no voltean atrás. Deciden con el corazón en una mano y sus sueños en la otra. 

Saben que es difícil, pero no se dejen empañar su visión por eso, y siguen su camino. Aceptan que la vida es sabia, y que de eso se trata, de experimentar y aprender.

Que probablemente la vida no es más que un rato que te da oportunidades de conocer personas increíbles, lugares asombrosos y momentos inolvidables, pero que nada es infinito.

Que siempre hay algo más, y que no es bueno detenerse.

Que siempre hay un más porqué luchar, que a veces hay que arrancarse el curita de repente, sin pensarlo, para hacer más leve el dolor y poder seguir adelante. 

Porque aquellos amigos de verdad que se hacen en el camino siempre van a estar ahí, pero las oportunidades no. 

Y esque alguien me enseñó que hay que vivir la vida, tomarla como viene y aceptar lo que presenta. 

Olvidarse del miedo y del conformismo. Y tener siempre en mente la lucha y la esperanza.

Y que a pesar de los momentos en que todo parezca caer, siempre hay que recordar el porqué estamos ahí. Acordarnos de esa esperanza que volteó nuestro mundo de cabeza....Y seguir.

Abrir tantas puertas como nos sea posible, y nunca quedarnos con el hubiera, ni con el quizás.

Aprendí que despedir no es más que un aviso, una advertencia de que me voy, pero no me olvidan. Que pienso estar presente mientras lucho por mis sueños, y que en definitiva....de eso se trata crecer.