En la vida a veces es necesario partir del lugar que nos vio nacer. 

Salir, conocer, vivir, experimentar, crecer. E inevitablemente, durante ese proceso, cambiamos. 

Muchas veces, no lo notamos hasta que estamos de vuelta en ese lugar muchos años después y nos encontramos con un escrito, una foto o un olor, eso que nos recuerda quien éramos antes y no somos más ahora. 

Hoy entendí que las personas que me vieron crecer, esperan que siga siendo la misma persona que fui durante mi infancia, que piense y que sienta igual. 

Me gustaría decir que sí, que soy la misma. Pero no lo soy. Y es un poco triste ver que intentan desesperadamente encontrarme aquí, en este cuerpo que ni siquiera se parece al que era antes. Entonces culpan a mi entorno, a las personas que me rodean, dicen que me han cambiado. Cuando la única responsable de ello, es la vida. 

Quisiera poder decirles que lo que ven ahora es lo que soy, que esto es quien soy en realidad. Me gustaría que lo entendieran y que no intentaran buscarme de diez o seis años. 

¿Cómo explicar que soy un conjunto de experiencias?... Alejarse de casa, viajar, tener el corazón roto, las noches en las que uno aprende a sobrellevar una tormenta solo, todo eso te cambia y te va formando.  Te va haciendo tú. 

Un día, una persona muy especial me dijo que la gente pasa la vida esperando encontrarse, pero que nadie les dijo que es imposible de lograr, que uno no es quien era dos minutos atrás y no será el mismo el siguiente año. Que estamos en cambio constante. 

Hoy sé que no tengo la responsabilidad de ser la misma persona que era cuando te conocí. Y tú tampoco tienes porqué serlo. Te acepto como eres. Con tu nueva manera de ver la vida y tus nuevas manías. Acéptame como soy aunque posiblemente mañana deje de serlo.