Hola de nuevo.
Ha pasado mucho tiempo desde que escribo aquí y ahora soy una persona completamente diferente. Tengo 29 años, estoy comprometida con el amor de mi vida y por fin conseguí un trabajo haciendo lo que tanto amo: soy editora en una revista. Si Ana de dieciocho años supiera todo esto, lloraría de emoción, estoy segura.
Pero nadie mejor que las personas que me leen aquí, saben que esto no ha sido un camino fácil. La ventaja de tener estos escritos guardados en este blog, es que puedo releer mi pasado. Pensar en todos esos amores fallidos, las noches de corazón roto, la frustración del desempleo y ese querer correr y tener la vida resuelta a los veintitrés. Hoy leo todo e incluso me desconozco, pero lo agradezco. Sigo siendo la misma soñadora, intensa y cursi de siempre, no crean. Pero ahora veo la vida desde un punto de vista diferente.
Creo que si tuviera que describir el amor a mis casi treinta, ahora sería así: paz, tranquilidad, hogar, domingos en cama, seguridad y calcetines en el piso. (Y un barbón, también)
Incluso el éxito laboral no significa lo mismo ahora que a mis veinte. En mi adolescencia soñaba con ser esa mujer ejecutiva que siempre estaba ocupada, bien vestida, trabajando en un edificio increíble con el celular y un café en mano. Lo más chistoso, es que ahora tengo un trabajo que cumple con casi todos esas características. Sin embargo, el éxito laboral para mí ahora radica en hacer eso que tanto amas, no importa si es en tenis o ganando menos de lo esperado. Ahora me importa más sentir admiración por mis jefes y sentirme respetada. Disfrutar lo que hago todos los días. Recuerdo que hace años le tenía miedo a quedarme sin trabajo, y ahora soy yo la que se va de esos lugares si no me dan lo que merezco.
He cambiado y en un año me convierto en una treintañera. Por mucho tiempo había escuchado que era la mejor edad y estoy comenzando a creer que es verdad. Nunca me había sentido más estable y en control de mi vida.
Estoy emocionada por el futuro a corto y largo plazo, ya no hago tantos planes y ahora me dejo sorprender por la vida… porque he descubierto que siempre tiene algo preparado para ti.
No sé si mi nuevo trabajo me permita mantenerme activa aquí, pero sentí que era justo contarles quién es Ana, muchos años después. Y que a pesar de tanto cambio, sigo siendo la misma.
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