Hoy hace una tarde de otoño cualquiera.
Pienso en escribirte para después alejarme de ti.
Me gusta regalar letras de despedida
y así volver infinita mi inexistente realidad.
No debería acomodarte mis palabras
pero ya es más una necesidad.
Un refugio,
una sanación para olvidarte sin más.
Porque al darme cuenta que empezaba octubre
sentí miedo de no poder imaginar un mes más sin ti.
Y al sentir miedo,
descubrí que era hora de partir
antes de desear quedarme para siempre aquí.
Contigo.
0 comentarios