00:07 - sábado 23 de septiembre.

Pienso en escribir algo para las personas que me siguen, algo que pueda desconectarlos de lo que estamos viviendo al menos por unos minutos. No, mi intención no es desviar la atención o fingir que nada está pasando. Sin embargo, mi mente está todo el tiempo centrada en la impotencia que siento a cada minuto de no poder estar ayudando más, siempre más.



Es 23 de septiembre y acaba de suceder una catástrofe en nuestro país. Estamos de luto por todas esas personas que perdieron la vida, estamos expectantes de encontrar señales que nos indiquen que aún alguien respira debajo de una construcción, estamos unidos, más que nunca.

Desde el 19 de septiembre lo único que pienso, leo, respiro y lloro es la situación de nuestro país. Inlcuso llego a sentirme culpable si me siento cansada de la stiuación. No me hartan las publicaciones, no me cansa la noticia, estoy harta de saber que es verdad, despertar en la mañana y saber que no es un sueño. Eso, eso sí me tiene cansada.

Abrí el blog con la intención de publicar algo que pudiera distraerlos, pero no puedo evitar dejar de pensar en la situación. Mientras escribía me pareció prudente escribir esto y decir la verdad de cómo me siento al respecto, porque estoy segura de que no soy la única.
No soy la única que siente esta impotencia, que no importa cuánto se esté moviendo para juntar dinero, de cuánto intente hacer algo, siente que nada es suficiente. Aunque todo cuenta, todo sirve, todo es bueno... pero no puedo evitar sentirlo. No es suficiente.

Ya no puedo contar las veces que he llorado, no tengo palabras para explicar la presión en el pecho que se convirtió en un dolor físico cuando escuché la noticia.
Sin embargo, estos días he llorado también de felicidad, ver a México tan unido, ver tantas manos levantando el puño, levantando escombros, levantando esperanzas.

Ojalá hubiera podido escribir un post que no tuviera que ver con el dolor que compartimos, pero al momento no puedo pensar en otra cosa, no puedo organizar mis enunciados para que el texto tenga sentido siquiera.

Prometo comenzar a publicar mucho pronto, historias de amor, escritos bonitos, llenos de alegría, que puedan distraernos y ofrecernos unos minutos de descanso, porque se vale y porque lo merecemos, pero en este momento no pude hacerlo.

Sólo quiero decir GRACIAS a todas esas personas que han estado ayudando. No importa cómo ni cuánto, solo gracias. Y quiero mandar fuerza a todas esas personas que están viviendo un momento difícil, que perdieron a alguien, que perdieron todo. Quiero rogar esperanza de que toda la ayuda llegue a donde merece llegar. Que juntos salgamos de esto. Que juntos levantemos México.