Carta al amor.
Querido amor:
Sé que quizás te parezca extraño que te esté escribiendo ya que últimamente me la he pasado siendo muy incrédula acerca de ti. Pero acá entre nos, tú mejor que nadie sabes lo mucho que creo en ti y todo lo bueno que has dejado en mi vida.
Recuerdo cuando tenía 5 años, cuando te negaba y utilizaba todos mis pucheros posibles para negar que ese niño me gustaba, lo quería. Pero recuerdo también lo bonito que sentía cuando me tomaba de la mano. ¿Quién lo iba a decir, no amor? La gente se la pasa juzgando cuando uno es pequeño y dice sentirte, cuántas veces no he escuchado decir: - Tú que sabes de amor, tienes (pocos) años. Jaja seguramente te debes de reír muy agusto de todos aquellos que lo hemos dicho. Recuerdo también cuando por primera vez sentí un rechazo, y que por tu culpa (según decía) me rompieron el corazón, pasé bastantes meses de mi vida negándote y haciéndote responsable de mis males. -No existe el amor- decía. Jajaja. ¿Qué has de haber pensado de mí cuando dije todo eso sabiendo que si existes? Estoy segura que te causé gracia.
Después recuerdo que conforme iba pasando el tiempo y llegaba yo a la adolescencia te sentía más seguido, pero de igual manera te sufría con mucha frecuencia.
Siempre creía que sería el fin de todo, que no podría seguir adelante. Jaja ¡Y mírame! He sobrevivido a cada uno de los desamores que he pasado. Y tú sigues a mi lado, mi querido amigo amor.
Tiempo después pasé por mi primer amor prohibido, así como la canción. Pero seguro te acuerdas, ¿no? ¡Me hiciste sentir amor por alguien que ni mi familia ni mis amigos aprobaban! Recuerdo como decían que me haría daño y que tenía que entenderlo, que lo dejara ir. Yo no escuchaba nada de eso y sufrí pero seguí y al final obtuve un buen resultado. Fue un buen hombre y fui feliz mientras duró. Te sentí muy presente, me caíste muy bien en esos días. Me hacías sonreír.
De repente, llegaste en serio, de lleno. Nunca te había sentido tan junto a mí. En un lugar totalmente desconocido, un día totalmente al azahar (seguramente tu lo tenías todo planeado) pero a mi me cayó de sorpresa. Me enamoré. En aquel momento tenía ganas de gritarle al mundo tu existencia. ¡SI EXISTE EL AMOR! ¡LO ESTOY SINTIENDO! ¡ESTÁ CONMIGO! En esos momentos me sentía capaz de discutir con cualquiera que opinara lo contrario hasta demostrarle que si existías amor. Me abrazaste con los brazos de aquél hombre, me besaste con sus labios y me acariciaste con sus manos. Estuviste conmigo amor, estuviste conmigo.
¿Sabes qué si no soporto? A la distancia. Cuando por fin estaba disfrutándote, se interpuso la distancia. Sufrí. Lloré. Ninguno de mis desamores pasados se sintieron tan feos como esta vez. Volví a pensar que no sobreviviría. Que sería infeliz por siempre. ¡Qué ingenuidad la mía!
¿Véame? Estoy viva, paso momentos muy felices en mi vida. Y sobre todo, sigo creyendo en ti. ¿Cómo le puedo explicar a las personas que por desamores ya no creen en ti, que si existes? Quisiera que pudieran entender que por más dura que sea la caída, siempre habrá modo de levantarse. Aunque te voy a confesar, que por este último amor yo sigo luchando. Han pasado tantas cosas, tantos mal entendidos, tantas situaciones a causa de la distancia. Pero yo no me doy por vencida tan fácil. Lo intentaré hasta demostrarme a mí misma que ya no se puede.
Y si es así, seguiré adelante con mi vida. Como me has enseñado a hacerlo. Porque yo sé que en cualquier momento llegarás de nuevo a llenarme por completo. Gracias mi amigo amor, gracias. Por todo lo que he aprendido a tu lado, y por todo lo que me falta por aprender.
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