Comienzo a escribir, me detengo por un momento. Suspiro. A mi mente se viene aquella imagen que solía causarme un obvio acelere de mi pulso y despertaba una que otra mariposa en mi estómago. Pero ya no están, ni un sólo vuelo de mariposa, ningún cambio en mi pulso. Todo es normal, ya no me causa nada. Recuerdo cuando pasaba las horas imaginando como sería aquel momento, recuerdo todas las noches que sufría, que en realidad sufría por su ausencia, hace muchas lunas que ya no sucede eso, ya no siento el frío de la lejanía entre nosotros. Ya no más. Siempre creí que todo eso se quedaría conmigo por siempre, que no pasaría una noche en que yo le recordara y acabara con una lágrima en mi mejilla, que por mucho tiempo un beso suyo sería lo que desearía todas las mañanas. De pronto ya no lo imagino, ya no pienso en cómo sucedería.