LDH
Veintiún años y mil historias que contar. Probablemente no mil, pero unas cientas seguro sí. No todas reales, no todas personales. Algunas veces me gusta adueñarme de las historias de los demás, de sus vivencias y convertirlas en un relato digno de contar a otros, hay quienes le llaman chisme, yo prefiero decir que me las robo, al fin y al cabo siempre termino por agregarles palabras, sucesos e incluso personajes que nunca estuvieron ahí, a todos nos ha pasado, todos lo hacemos. Muchas veces terminan por ser más interesantes que la versión original, pero no siempre, el sentimiento con el que se cuenta por primera vez es irremplazable, eso siempre me va a faltar.
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