Camino por las calles de Barcelona en dirección a la estación de tren, estoy sola por primera vez en un mes. Llegar a mi destino depende del mapa, mis ganas y mis pies. Siento que tengo el tiempo a mi disposición. Me detengo a observar las cosas que me dan la gana. Las hojas, los perros, el cielo. Veo el mundo entero moverse, me cuesta un tanto imaginar que estoy a miles de kilómetros de casa. Pero es la realidad. Sonrío. Me gusta mi vida. Me gustan los amigos viejos que lo siguen siendo aún en un piso cerca de la calle París en Barcelona. Me gustan los viejos que viven la vida a placer. Me gustan los perros consentidos en Europa. Me gusta el dolor en mi espalda de cargar una mochila. Me gusta sonreírle al cielo, a las personas y a los edificios. Me gusta buscar una canción perfecta para cada ciudad en mi celular. Me gusta viajar en tren. Me gustan las mariposas que siento al ver un lugar nuevo. Me gustan los museos pero me gustan más las calles, la comida y perderme. Porque dicen que para encontrarse primero hay que perderse...❤️