Días y sueños.
A veces es difícil pensar en el futuro. Uno comienza a imaginar situaciones que podrían suceder, personas que podrían llegar o partir. Pero lo único seguro es que nadie sabe qué es lo que va a suceder. El futuro son días amontonados como papeles en blanco listos para usarse. Nosotros somos la tinta, nuestra vida es la historia. Queremos escribir la última página cuando apenas vamos empezando la página 45. Hay que tener calma, respirar, vivir. Pero, ¿Quién soy yo para decir eso? Sinceramente yo le tengo miedo al futuro, más ahora que nunca. El no saber que pasará mañana me aterra hasta cierto punto. ¡Claro que me emociona lo desconocido! Pero me llena de miedo. A veces intento vivir mi vida de acuerdo a cierta fecha en el futuro. Las cosas cambian, las cosas cambiarán. Siempre. Nada seguirá igual que ahora. Nunca. Y quizás eso es lo que me da tanto miedo a final de cuentas. Salir de lo que está a mi alcance, y entrar a tierras desconocidas. ¡Ay, el futuro! La simple palabra me lleva a tantas otras como sueños, expectativas, imaginación, proyectos, destino.... El futuro debe estar cansado de tanto que lo cambia cada persona en su mente sin haber siquiera sucedido. Pobre. Ahora siento un poco de compasión por él. Dejaré de imaginarme supuestos escenarios para dejarlo descansar. Lo que tiene que ser, será. Ni que le fuera a quitar su trabajo al futuro con mis pensamientos. ¡Bah!
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