Puertos Aéreos.

by - enero 13, 2012


Bueno, la verdad es que tengo un poco de falta de concentración, pero esta entrada que quiero escribir tiene mucho sentimiento y significado para mi. Es Sábado 14 de Enero y son las 2:58 AM. El día de ayer surgió la necesidad de ir al aeropuerto para recoger a un amigo de mi amiga Tefy. Llegamos al lugar y descubrimos que estábamos muy adelantadas a la hora de llegada de su vuelo así que comencé a observar a las personas que estaban ahí. Era una sala llena de gente. Personas de todos colores y sabores. Comencé a preguntarme ¿A quién esperarán? ¿Hace cuánto que no ven a la persona a quien están esperando? ¿Cuánto tiempo llevarán ahí? ¿Estarán emocionados? ¿Será un reencuentro especial? ¡Tantas cosas que podían estar sucediendo en ese momento y casualmente a mí me tocó estar ahí para poder observarlo! De pronto mi amiga Rosa y yo nos percatamos de un hombre que estaba esperando con unas flores en sus manos. Inmediatamente comenzamos a preguntarnos ¿Para quién serían las flores? ¿Sería una mujer? ¿Su mamá? ¿Un hombre, quizás? Olvidamos por completo el porqué de nuestra presencia en ese lugar y nos enfocamos en ese hombre a quien decidí llamar Ricardo. Ricardo estaba parado sin dejar de moverse, se balanceaba de un lado a otro, cambiaba las flores de una mano a la otra, se mordía los labios y movía su cabeza intentando encontrar un espacio entre la multitud para poder observar la puerta de llegadas. Era mejor aún que ver una película. Era tan real. Podía sentir sus nervios. Lo admito, sentí muchos nervios por él. Por su espera. De pronto, otro caso llamó mi atención. A nuestro lado sucedió algo que nos causó un nudo en la garganta. Una señora llegó y abrazó a unos jóvenes y a un señor de avanzada edad, al momento de abrazarlos dijo:- Yo no quería verlo así. - Y se soltó en llanto. No pudimos hacer otra cosa que quitar la mirada de ahí y mirarnos entre nosotras. ¿Qué habría pasado en ese viaje? ¿A quién habría visitado? ¿Qué noticias les traería a esos que la esperaban? De pronto volvimos la mirada a Ricardo. Se encontraba más impaciente que nunca. No dejaba de mirar a todas las personas que salían y se reunían con sus familiares, amigos o amantes. Nunca lo sabrá Ricardo, nunca lo sabré yo. En ese momento volteé hacía donde Ricardo dirigía su mirada. Una pareja, me tocó ver el momento justo de su reencuentro. ¿Hace cuántos días que no se ven? ¿Les habrá servido ese tiempo lejos para valorarse más? ¿A qué les sabe ese beso después de haber estado lejos? ¿A qué les sabe? ¿A qué les sabe? Unas lágrimas comenzaron a rodar por mi mejilla. ¿A qué sabría ese beso después de mucho tiempo? ¿Porqué yo tengo que esperar tanto para ese momento? ¿Alguna vez realmente lo sabría? Tantas preguntas en mi mente y la gente seguía llegando. No podía perderme más historias por sumergirme en la mía, en los recuerdos. Esos siempre estarían ahí conmigo. Los reencuentros que estaba viviendo quizás nunca se volverían a repetir. Más y más parejas se besaban y abrazaban como si nunca antes lo hubieran hecho. Presenciar eso me hacía sentir que les robaba un pedazo de su intimidad. Que me metía en sus vidas por un momento. Bueno, que les cuento... me enamoré de ese lugar, de ese momento, de esas personas, de esos abrazos, de esos besos, de esos " te extrañé ", de esas flores, de esas sonrisas, de esas lágrimas, de esas llegadas.
Les prometo que ver todo eso fue más real e interesante que verlo en películas. Me hizo sentir muchas cosas más, me hizo sentir viva.
Bueno, Ricardo se encontró con Laura (como decidí llamarla también) y fue un momento muy romántico. Se besaron muy apasionadamente como si no quisieran soltarse nunca. Las flores no se las entregó, pero estoy segura que lo hizo en el carro.
Ahora, creo que mis llegadas a los aeropuertos cambiarán por siempre...

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