El día parecía más tranquilo que cualquier otro, no había ninguna nube en el cielo y los pájaros cantaban en voz baja, casi en silencio.

Tomé tu mano y entrelacé mis dedos en los tuyos, me parece increíble la manera en que podría jurar que nacimos el uno para el otro, sin error alguno, sintonía perfecta.

Percibo  la fuerza de tu cuerpo al apretar mi mano y me siento segura, como con nadie lo había sentido jamás. 

Tu loción llega hacía mí al recargarme en tu pecho, siempre tan deliciosa, como si fuera parte del olor a tierra mojada y a frío, porque el frío huele, y lo hace de una manera exquisita, como a libertad mezclado con esperanza, a eso huele.

Recorremos la feria que aún permanece apagada, todo parece tan en paz, tan perfecto, como si la única función que tuviera es adornar más lindo el paisaje. Doy un sorbo a mi café y veo como mi aliento se convierte en humo blanco cuando intento decirte unas palabras: 

"Te quiero, te quiero con cada parte de mi corazón, las que han roto antes, las que están intactas porque nadie había llegado ahí antes, te quiero como si no hubiera un ayer entre nosotros, como si no existiera un posible futuro, como si lo único que existiera es ahora, el frío, ese carrusel, tú y yo, nada más, nadie más. Te quiero como con un significado nuevo de la palabra." 

Apenas termino de hablar y ya estás robándome ese beso que tanto esperaba mientras pronunciaba cada una de esas palabras, siento tus manos cálidas sobre mis mejillas y el mundo comienza a ser más lindo a pesar de tener los ojos cerrados. Al besar tus labios puedo asegurar que el mundo ya es un lugar mejor, y al escucharte decir "Te Amo" , el mundo se ha convertido en el paraíso.