¿Cuándo volviste? ¿Cómo te va?
No esperaba que las cosas siguieran de la misma manera, que aquella canción que tanto te hacía sonreír aún lo hiciera o que todavía tomaras el café con dos de azucar y una de crema. Sin embargo, en el fondo de mi ser tenía la esperanza que aún me vieras y corrieras a mis brazos. Pero cuando te vi, supe la realidad: eras una mujer distinta.
Tu cabello era corto ahora, y llevabas una falda con la que dejabas ver tus rodillas, esas que tanto odiabas años atrás. Te veías segura, independiente. Desde que te ví supe que no correrías a mis brazos, no hoy, no nunca.
Cuando me viste sonreíste y lentamente te acercaste a mí. Sin titubear. El tiempo pasaba muy lento para mí, mis manos sudaban y si hubiera sido físicamente posible, mi corazón hubiera salido de mi ser. En mi mente pasaban millones de preguntas con las que podría empezar la conversación. Todas parecían estúpidas y carentes de sentido. Había esperado tanto tiempo por volverte a ver que ahora nada era suficiente. "¿Cuándo volviste?" era la que no dejaba de reaparecer.
Aún recuerdo ese viernes, como llegaste a casa con una maleta en mano diciendo que era momento de encontrarte a tí misma, que habías pasado cuatro años maravillosos a mi lado pero que debías terminar conmigo para empezar una relación contigo. Y sí, aún recuerdo que no lo entendí entonces, y sigo sin entenderlo ahora. Aunque al verte parece que funcionó, lo que sea que hayas hecho allá en Madrid contigo misma, funcionó. Te veías mejor que nunca.
De pronto estás frente a mí, me tocas el hombro como si fuera algo normal. Tiemblo. "¿Cómo te va? ¡Tanto tiempo! ¿Cuánto? ¿Ya tres años? ¡Qué locura, no creí encontrarte aquí! " me hablabas como si no te costara nada hacerlo. Balbuceo. Intento recuperarme para no parecer un idiota que sigue enamorado de ti tres años después de que me dejaras. "Si.. si.. Aquí vivo.. " Intento fallido. Ya parezco un idiota, claro que sabe que vivo aquí. Respiro profundo e intento mejorar. " ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? Eso si que es... una sorpresa" Y vaya que lo era. Diez minutos antes mi vida seguía su rumbo como debía ser, y ahora todo se había desmoronado, estaba parado frente a la mujer de mi vida que decidió abandonarme e irse a un país lejano para estar consigo misma, sin motivo, sin razón, luciendo como un tonto que no sabe hablar con enunciados completos.
"He vuelto para quedarme, creo que ya fue suficiente de Madrid, deberías ir, te encantaría. Muchas cosas me recordaban a tí allá" Y sonríe, SONRÍE. ¿Porqué lo hace? Viene y me dice que se acordó de mí en esa otra parte del mundo, y después me regala una sonrisa. ¿Está coqueteando conmigo? ¿Querrá recuperarme de nuevo? Nunca. Yo también soy un hombre diferente, he cambiado. "Deberíamos vernos luego para un café, mi marido me espera" Me planta un beso en la mejilla. ¡En la mejilla! ¡Tan cerca de la boca! Y luego se va. ¿Cómo lo logran las mujeres? ¿Reaparecer en mi vida después de tres años así como si nada, acercarse a mí más guapa que nunca, decirme que se acordó de mí en Madrid y que ha vuelto para quedarse, que deberíamos tomar un café, soltarme la noticia de que se ha casado con otro hombre que no soy yo y después besarme la mejilla...?
Abro los ojos, la veo a mi lado durmiendo. Tan imperfecta como ella misma. Con el cabello largo y apariencia poco deslumbrante. Aún así me parece la mujer más bella del mundo. Quiero que corte su cabello, que enseñe sus rodillas y que sea esa mujer que desea, pero a mi lado. Si despierta y sueña con irse a Madrid, me voy con ella y me convierto en su marido.
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