En su reflejo.
Mientras cepillaba su cabello y miraba su reflejo en el espejo, no podía evitar pensar en qué sería de todas aquellas personas que alguna vez habían cruzado su camino.
Era algo que le pasaba todos los días al ver su rostro reflejado en algún cristal, sentía que todo ella era una combinación de todas esas personas.
Era normal creer que había aprendido bastante de su familia, y que al pasar tanto tiempo juntos era obvio el parecido. Sin embargo, era más que eso, sentía que aquella noche que en lugar de dormir compartió los secretos más íntimos con su hermana, eso era lo que se llevaba de ella.
El rostro de su madre al cocinar, la sonrisa de aquél desconocido en el parque y las cartas de amor que recibió, todo eso la hacía quien era hoy. Pero de igual manera, sentía que aún no terminaba de conocerse a sí misma y que para ello necesitaría viajar más, vivir, experimentar y conocer muchas personas que le regalaran un pedacito de ellas para hacerlas parte de su vida. ¡Cuánta responsabilidad llevar a todos en ella!
Volvió la atención a su reflejo y le encantó lo que veía. No podía esperar a mañana para ver que nuevas características le sumaría la vida.
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