Jugar contigo

by - julio 23, 2016

Eran sus manos, desprendían calor. Desprendían sus ganas de mí. Estaba seguro que al tacto con mi piel, lograría derretir ese muro que tanto me había tomado construir. 

Quería seguir. Quería besar cada parte de su cuerpo que aún no conocía. Moría por sentir su silueta con mis manos, aprenderla de memoria. 

Sus manos seguían tibias, yo sólo podía imaginar el calor de su entrepierna y el sabor tan dulce que seguro dejaría en mi lengua. 

Sus ojos buscaban los míos. Mis labios se alejaban de los suyos. Quizás si limitaba el acto a sentir con las manos y no con el corazón, lograría salir invicto. El olor de su cabello me hacía dudarlo todo. En este momento ya no tenía sentido haber construído aquél muro. 

Beso su vientre y entiendo que el amor no se entrega sólo por la boca. Los besos en su piel tenían el mismo efecto. Su mano se adentra en mi pantalón y acepto que he perdido el juego.
Has roto las reglas en sólo media noche y decido que no quiero jugar contigo. Nunca más.  

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