Nuestra noche juntos.

by - agosto 31, 2017


Prometí un escrito después de nuestra noche juntos y aquí está. 
Para escribir sobre alguien siempre pienso en las palabras que le pertenecen. 
Y tuyas son luna, ritmo y lluvia.

Luna porque me recuerda al texto que escribiste, 
enunciados numerados en un orden perfectamente imperfecto.
Ritmo por las incontables veces que dijiste ser arrítmico con los ojos cerrados posiblemente sin darte cuenta, por tus pasos de salsa y el sonido de aquél velero en el mar. 
Lluvia porque dijiste no entender a la gente que se ocultaba de ella 
y porque esa noche fue el pretexto para vernos aunque haya llegado tarde. 

No, no es el texto que imaginé dedicaría. 
Las palabras son distintas y no me ruborizo o excito al escribirlas. 

Una noche contigo fueron cuatro cervezas.
 Tres por mi culpa. 
Fue escucharte hablar de sueños, 
ver tus ojos brillar al imaginar todo aquello que te falta. 
Reír en voz alta a las dos de la mañana, 
hablar de los libros, contar manías. 

Me gustan los desconocidos porque todo me sorprende, 
porque me fijo en detalles,
 porque significa hacer todo por primera vez. 

Una noche contigo significó escuchar tu canción favorita, 
hablar de mis letras, ver a un hombre correr con su perro, 
sentir el viento en la azotea.

Una noche contigo fue contarle secretos a un extraño, 
sentirme vulnerable unos minutos, 
esperar gotas caer del cielo. 
Momentos que nunca vuelven, 
que no serán contigo
y si lo son, ya no serás el mismo.

Me gustan los desconocidos, saber qué escuchan, qué leen, qué sueñan, 
qué comen, qué admiran, qué piensan de madrugada.

Una noche contigo fue saber desde el principio que no habría una noche contigo. 
Pero fue tener un personaje nuevo por una noche 
y descubrir que sus palabras son luna, ritmo y lluvia.
Una noche contigo fue eso, una noche y nada más.

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