Madrugadas como esta.

by - mayo 22, 2012

Hay noches como hoy, que no logro dormir. No son muy comunes en mí, podré desvelarme demasiado, pero nunca dejar de dormir. Sin embargo, hoy es una de esas noches, en que tengo un avión por abordar en pocas horas y no puedo conciliar el sueño. No estoy segura si es la preocupación de perder el avión, ó si es mi miedo el que me ha robado el sueño. ¿Miedo? Si, miedo. En todo el día no pude dejar de pensar en lo extraño que sería dejar la ciudad en donde estudio para irme por tres meses a la ciudad donde nací, a mi hogar. Son tantas las memorias que he logrado crear en este lugar, tantas las exquisitas personas que he conocido aquí, y tanta mi rutina, que siento extraño de dejar este lugar. Sin embargo, muero de ganas de volver a casa, con mi familia que extraño tanto, simplemente al lugar que me vio crecer. Pero siento que a todos los que vivimos lejos de casa nos debe de pasar, esos sentimientos encontrados entre la nostalgia de dejar la ciudad donde vives y volver a donde perteneces. Aunque llega un momento en que ya no sabes a dónde realmente perteneces. Al menos eso me pasa a mi. Me gustaría tener en una sola ciudad todo lo que quiero. Todas las personas que me hacen felices. No tener que estar tomando aviones, ni cruzar tantos kilómetros para poder estar junto a las personas que quiero. Aunque supongo que debe de ser parte de una liberación. En esta ciudad existen personas de las cuales disfruto tener un cierto descanso, y lo mismo pasa en mi ciudad de origen, existen lugares, personas o rutinas de las que necesito también descansar, y entonces existe esa posibilidad de alejarme un poco de ello. 

Dicen que después uno se acostumbra a tanto viaje, a tantas maletas y tanta distancia entre los seres queridos. Sinceramente no creo acostumbrarme nunca. Quizás se me haga más fácil con el tiempo, si. Pero extrañar nunca se me ha hecho costumbre, siempre me duele de la misma manera.  Y es que yo creo que lo que mejor sé hacer en esta vida es extrañar. Siempre estoy extrañando algo. Que cuando estoy allá extraño a los de acá, que cuando estoy acá extraño a los de allá, ó esa persona que vive y vivirá lejos de mi para siempre, que toda la vida voy a extrañar. Creo que el tiempo me ha convertido en toda una profesional en extrañar. Pero extrañar no es fácil, no lo es. Para poder ser un profesional en extrañar debes saber distinguir entre el dolor soportable y el insoportable, debes aprender que no hay nada que hacer al respecto, y que la impotencia pasa, no importa cuanto tarde, siempre pasa. También es necesario aprender a disfrutar el sentimiento, no es fácil, pero con la práctica se logra. Debes también, como profesional, tomar en cuenta que extrañar te puede pasar en tu cama ó en el tren, en la escuela ó en el trabajo, y debes aceptarlo en el momento que venga, no lo puedes rechazar. Y si tienes que llorar, lloras. Eso esa una regla que los profesionales sabemos muy bien. Por supuesto, los que sabemos extrañar estamos conscientes de que la dignidad no se pierde, que si haces una llamada ó mandas un mensaje muy tarde en la madrugada, es porque estás extrañando, nada más. Seguramente, las primeras veces que te suceda sentirás un ligero arrepentimiento en la mañana al ver que lo has hecho, pero después, con el paso del tiempo y conforme cometas el mismo acto varias veces, te das cuenta que no pasa nada, sólo estabas extrañando.  Todo se trata de extrañar. Pero si eres un profesional, seguro ya sabes esto, y si no, espero que tardes mucho en serlo. A nadie le gusta extrañar todo el tiempo.


Ya falta menos para que llegue mi taxi, me dedicaré a terminar mis maletas, ordenar mis pensamientos y prepararme para extrañar un poquito más.  Espero que estén teniendo dulces sueños, mis queridos lectores.

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