Las noches siempre son mis favoritas. Son momentos míos y yo decido con quien compartirlos. Están tan llenas de misterio, de secretos, de lágrimas, de sueños y de esperanzas. Todos imaginamos algo de noche, lo que pudimos haber dicho, hecho ó intentado. Lo que podremos hacer, hacer o intentar mañana. Pero siempre pensamos, siempre imaginamos. Las noches saben todos los secretos que nunca se han dicho, la noche es testigo de todo aquel que está enamorado y pasa el día entero negándolo. A la noche no le podemos mentir. Somos sinceros con ella.

Las noches son mis favoritas porque puedo escuchar el sonido de las almas soñando, de los cuerpos descansando. Puedo sentir el insomnio que causan las preocupaciones y la falta de amor. Las noches siempre están ahí, se van pero siempre vuelven, para arrullarnos, para envolvernos.

Las noches son mis favoritas porque te hacen darte cuenta que te has enamorado. Te dan sabiduría y te confunden por completo.

Los besos son más ricos en la noche, las pláticas más profundas siempre pasan con la luna de testigo. Algo tienen las noches, que lo hacen todo más interesante.

Algunas más que otras, pero definitivamente, las noches son mis favoritas.