Se acerca a mí, toma mi mano derecha y la coloca sobre su pecho.

- ¿Sientes eso? - me pregunta.

- Si. - contesto con miedo a saber la razón de su pregunta. 

- Eres tú, eso que sientes eres tú en mí. - me dice con una sonrisa, de las sonrisas más sinceras que he visto en mi vida. Yo no contesto. Me quedo ahí, con la mano sobre su pecho, intentando comprender como podría ser yo la causa de aquel fenómeno tan increíble como el acelere de un corazón. Me parecía imposible. Ojalá él pudiera causar lo mismo en mí. Ojalá mi corazón recordara lo que se siente latir así.