La mente aquí.

by - octubre 01, 2012



Escucha abuelita, es tu canción. - dije mientras dejaba el celular sonando sobre la mesa, a un lado de ella. Esa mujer que lucía tan frágil, tan inocente, tan pequeña. 

Sus ojos entreabiertos se volvieron hacia el aparato que reproducía la canción. Esa que hace varios años había sido su favorita. Los tigres del norte sonaban alegremente mientras su expresión cambiaba. Lo sentía, lo entendía. 

Come un poco más. - le dijo mi abuelito, quien con la cuchara en el aire, llena de avena, intentaba esconder su sorpresa ante la reacción de mi abuelita con su canción.

"Pero la puerta no es la culpable, que tú por dentro estés llorando, tu a mí me quieres y yo a ti te quiero" - ellos seguían cantando como si lo hicieran sólo para ella. Seguro ella pensaba que así era. Los tigres del norte cantando su canción después de tanto tiempo. Tiempo que en realidad había transcurrido sin orden alguno. Quizás ya no entendía la diferencia entre mañana y noche. Ni siquiera por ubicarlas en la rutina. El tiempo era tiempo. Sólo un momento.

Abuelita, soy tu nieta más guapa. La más ruidosa, la que más te quiere.- grité desde mi asiento en la mesa esperando que volteara, que sonriera. Esperando en lo más profundo de mí, que me contestara. Pero sabía que no pasaría.

Recordé sus pláticas conmigo por teléfono, cuando hablamos de los "muchachos" que nos invitarían a bailar, cuando jugábamos a poner celoso a mi abuelito y a mi papá. Cuando aún lucía tan fuerte, tan sana. Recordé sus manos arrugadas haciendo la señal de la cruz sobre mi frente, sus ojos fijos en mí, y su boca diciendo en voz baja algunos rezos. Volví a la mesa.

La mano de mi papá tomó la suya, como seguramente lo había hecho muchas veces tiempo atrás.

- Juanita, abre los ojos, soy tu hijo. ¿Cómo estás Juanita? Ya deja de comer, eso sí ¿verdad? por más cerrados que tengas los ojos, sabes bien donde está la cuchara. - agitaba su mano como haciéndola reaccionar. Ella abrió los ojos, lo vio, y los volvió a apretar. 

Yo no sabía que podría estar pasando por su mente. Quería saberlo, quería entender. Poco a poco los años se fueron acumulando en su cabello, en su memoria. Entre esas trenzas se encontraban canas llenas de experiencia, de vivencias, de recuerdos. Recuerdos que permanecían ahí, en sus canas, más claros y nítidos que en su mente.

Estoy segura que dentro del mundo de pensamientos un poco borrosos, ella sabe que él es su hijo. Una madre no puede olvidarlo nunca, ni aunque la vida le robe la memoria poco a poco.

Toma su dedo, lo aprieta. De pronto suelta una risa y comienza a balbucear. Sé que quiere decir que lo recuerda, que lo quiere, que aunque de pronto parezca que no tiene recuerdo alguno, siempre está presente en su corazón. 

Miro a mi papá. Me pregunto si el piensa lo mismo que yo. Ojalá que si. Él tiene esperanza. Él quiere que ella se de cuenta que está ahí. Que a pesar del tiempo y la distancia, él sigue en su vida, más que nunca. Que a diferencia de la suya, en su mente ella siempre está presente. Que la piensa día y noche, y que le pide a dios por su recuperación con mucha desesperación.

Yo no sé como se da la vida. Cómo es que se decide quién olvidará todo, poco o nada. Quizás esa enfermedad llegue a las personas que tienen algo que olvidar. Quizás es sólo al azahar. Quizás todos vamos olvidando todo poquito a poco, pero algunos olvidan más, algunos menos. Si es hereditario, quizás me pase a mí.  Espero que si me pasa, pueda recordar poquito. Pueda recordar lo bonito, así como espero que mi abuelita lo haga. Que aunque no pueda hablar, pueda vivir los momentos más bonitos de su vida. Y vivir en ellos. Repetirlos una y otra vez en su mente. Y por eso soltar una risa de vez en cuando, porque los está reviviendo, los está disfrutando. Me gusta pensar que eso pasa, que de eso se trata. 

- Nos vemos Juanita, te cuidas mucho. Te quiero. - Él la abraza con ternura, con fuerza pero sin llegar  a lastimarla. Ella hace un gesto especial, lo disfruta. Lo entiende. Lo sabe. Sonríe. 
Y en su mirada se queda el amor por su hijo que nunca se irá. 


You May Also Like

0 comentarios