Yo.
Después de ver la brillante película de "Ruby Sparks" (100% recomendada, considerada una obra de arte y sin duda ahora una de mis películas favoritas) comencé a pensar en qué significaba esto de ser yo.
Muchas veces, tiendo a ocultar algunas partes de mí, sobretodo cuando comienzo a conocer a una persona, supongo que tengo miedo de soltar mi verdadero yo de un sólo golpe y que aquella persona desconocida entre en un ataque de pánico o y salga corriendo. Sinceramente, hablar de mí, no es cosa fácil. Y es por eso que creo que estoy soltera. Creo que pocas personas en el mundo realmente estarían dispuestos a comprometerse con un paquete tan grande como lo soy yo. Y la verdad es, que después de haber visto esta película y analizado bastante los diálogos y algunas escenas, recordé lo mucho que amo ser yo misma y el poco interés que tengo en tratar de impresionar a alguien más.
He escuchado un gran número de veces que debería comenzar a cambiar ó a comportarme, que quizás algunos hombres tienen "miedo" de mí. Que porque impongo poder, seguridad, que porque soy muy ruidosa, muy poco prudente. Y debo admitir que en su momento llegué a creer que debería hacerlo, que de verdad tenía que considerar cambiar un poco para poder encontrar a mi otra mitad y ser feliz ó eso que me decían todos.
Sin embargo, hoy, incluso me avergüenzo un poco de siquiera haberlo tomado en consideración. Yo soy quien soy, y no pienso cambiarlo, al menos que yo lo decida. Mi vida es un desorden, si. Mi mente es otro mundo totalmente distinto al de la mayoría, si. No me gusta el pan tan tostado, ni las tortillas en sartén, cuando un hombre me atrae se lo digo porque no le encuentro mayor problema, y suelo saludar extraños en la calle, cuando tengo ganas de llorar ó de reír lo hago sin importar si estoy en un lugar público ó en mi cama, en las madrugadas escribo mejor, mi risa se escucha a un kilómetro de distancia y puedo comer tres platos seguidos de cereal por las noches, pero todo eso me hace ser quien soy.
Y creo que nadie tiene el derecho de quitarme esa libertad. Soy libre de elegir ser quien soy, y de cambiarlo si así quiero un día, siempre y cuando sea bajo mi consentimiento y mi elección.
Quizás esto suene confuso, pero muchas veces, cuando estamos en una relación, idealizamos a nuestra pareja de tal manera, que cuando no se comporta o reacciona como queremos, comienza a molestarnos. Y así vamos olvidando de quien realmente nos enamoramos, y comenzamos a hacerlo de nuestra imaginación, del "personaje" que hemos creado en base a lo que buscamos en el otro, y nuestra pareja real comienza a alejarse más conforme vamos centrándonos más en nuestra idealización de lo que sería el amor perfecto de nuestras vidas. Y mientras más exigimos que estas dos personas sean las mismas, vamos destruyendo así a la persona de la que realmente nos enamoramos.
Creo entonces, que si alguien debe amarme, lo hará bajo todas esas circunstancias. Aceptará el hecho de que mis quesadillas saben mejor en el microondas, que seguramente me despertaré en las madrugadas a escribir y comer cereal, que mi risa siempre llamará la atención de la gente, y que probablemente mi closet siempre esté desordenado. Y así, él también le haré saber que yo lo amaré con todo y sus rarezas.
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