De las tallas, colores y sabores.
Mi novio me dio una lección de vida ayer por la noche y la quiero compartir con ustedes, sólo que a mi manera:
Aprendí que soy una persona normal, que no soy gorda.
Aprendí que necesitar una talla más grande o una talla más chica, no significa estar mal, ni estar "muy flaco" ni "muy gordo".
Aprendí que es imposible ser una modelo, ni aunque tuviera la talla, la ropa, los accesorios, no se puede lucir en la vida real eso que a todos nos haría falta, incluso a ellas "un poquito de photoshop".
Aprendí que estar a la moda significa un sacrificio, y no muchas veces se logra.
Aprendí que si tengo imperfecciones en la piel, lonjitas o lonjotas, que si tengo o no la altura necesaria, lo único que sucede es que me vuelven más humana.
Aprendí que cuando alguien se enamora de mí, no se está fijando todo el día en mis imperfecciones.
Aprendí que el sexo es sexo, y que alto, bajo, gordo, flaco, blanco o negro, se disfruta igual.
Aprendí que todos tenemos algo que nos gustaría cambiar u ocultar, y que no soy la única con miedos, y que no soy la única que debería dejarlos ir.
Aprendí que la perfección no existe, no siquiera en la tecnología, ni en mis marcas favoritas, y mucho menos en un ser humano.
Aprendí que debo apreciar lo que tengo, y desarrollarlo al máximo, y únicamente enfocarme en ser la mejor versión de mí posible.
Y lo que realmente aprendí, fue que mi novio me ama demasiado, que ama cada parte de mí y quiere que aprenda a amarme de la misma manera.
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