Pienso en el mundo entero, en lo mágico que puede ser que todo esté sucediendo en este exacto momento: 

En la grandeza de las ideas emergentes, en el vacío que se está dejando en la vida de alguien, en el hambre, en la canción escrita, en el amor, en el dinero, el movimiento, la luz, el espacio, el viento, el sol, la lluvia, los gritos, el silencio, las cartas, las letras, los besos y los golpes, el odio, las ganas, el sexo, los suicidios, las vueltas. Las vueltas de la vida, en mi historia personal, en las historias que se han entrelazado con la mía siendo parte de otra al mismo tiempo. Pienso en ti, en tus manos, y en tus ideas tan diferentes a las mías. Pienso en mí, en mis sueños y en todo lo que esperaba ser. Pienso en ser. No. Pienso en dejar de ser. Después de todo uno puede decidir darle fin al ser. O no. Probablemente a pesar de intentar detenerme, siga siendo a pesar de no estar viva. ¿Uno deja de ser al morir? Porque quedan las memorias, queda lo que eres en alguien, no eras. Eres y siempre serás en alguien. Me abruman mis ideas e intendo dejar de pensar. De pensar en lo que hay después de saltar, de pensar en el dolor, en el futuro, en el futuro sin mí. Pero sigo pensando, pienso en mi perro y en quién se hará cargo, en el dinero que mis padres invirtieron en mi futuro. ¿Cuál futuro? Pienso. Pienso en los viajes, pienso en países que no conocí y en idiomas que ni siquiera escuché. Pienso en lo que desconozco, pienso y me da curiosidad. Dudo por un momento, pero intento mantenerme firme. Vuelvo a pensar en quién se queda, o en sus ganas de dejar de ser. Pienso en mi madre y sus manos con las que me abrazó, y las mismas con las que se tapará el rostro al enterarse de mi muerte. Pienso en mi padre y sus ganas de siempre aparentar ser fuerte, aunque posiblemente después de hoy, después de este salto dejaría de serlo, o de fingir, posiblemente le importaría menos aparentar. Seguro pensarían que es su culpa y que algo no hicieron bien cuando estuve aquí, estoy aquí. Pienso, pienso en que no es su culpa para nada, pienso que debí haber escrito una carta antes para quitarles ese peso de encima. Pienso en las horas del reloj, en números, en cobardía, miedo, en la altura, en el miedo que solía tener, pienso. Dejo de pensar.