En la vida hay momentos que se convierten en un parte aguas, en decisivos. Muchas veces no los esperamos pero llegan, y así como si nada nos mueven el piso y todo a lo que estamos acostumbrados.

Hoy aprendí que personas van y personas vienen, y que a pesar de eso, hay quienes nunca se fueron a pesar de la distancia...

Aprendí también que detrás de los silencios existen grandes corazones, que aún soy capáz de sentir mariposas y que la vida no siempre pone juntos a quienes deben estarlo.

Que a veces el amor va más allá de tomarse de la mano, es esperar felicidad para el otro a pesar de lo que implique. Que cuando se siente, se siente y uno no tiene opción más que reconocerlo y aceptarlo. 

Hoy recordé que el que sea imposible no lo hace menos real, y que el que nunca suceda no nos impide soñar.

Aprendí que las despedidas siempre se sienten igual, un dolor del que no existe escapatoria, y que los recuerdos nuevos se convierten en pesadillas constantes al despertar en la realidad.

Aprendí que el amor no es una fantasía, que es real, que llora, que sufre, que ama, que besa, que sonríe, que siente. Aprendí que el amor existe y no se va. Que no importa la distancia, los años y los vaivenes de la vida, simplemente no se va.