Mi lugar favorito.
El mar, las estrellas, tu brazo sobre mis hombros y un montón de mariposas.
Aquella
playa se había convertido sin duda en mi lugar favorito dentro de la
realidad, y lo era porque se había transformado en una escapatoria de
todo, menos de ti, de tus palabras y de tu aroma.
Y
es que a pesar de la improbabilidad de esta historia de amor, a ratos
vivimos capítulos fantasiosos que en conjunto podrían lograr una novela,
seguramente considerada mala literatura, pero al final literatura, y
eso ya es envidiable.
A veces
me pregunto si somos nosotros contemplando las estrellas o son ellas
quienes nos miran a nosotros con ojos nostálgicos de imaginar lo que
pudiera ser sabiendo que no será. O si es el viento el que nos siente a
nosotros y que en su insistencia por pasar entre tu y yo, lo que busca
es formar parte de todo.
Veo
las olas acercarce poco a poco y el miedo comienza a tocar la punta de
mis dedos, aquella frase de que "el mar lo devuelve todo, sobretodo los
recuerdos" me atormenta en cada oleaje aproximado.
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