Escucho la canción que algún día prometimos bailar el día de nuestra boda... 

Junto con la siguiente estrofa se aproxima una oleada de recuerdos,me llegan uno a uno, y hasta parece que siguen el ritmo de la música, aquella que bailaría de blanco sosteniendo tu mano.

Recuerdo esas tardes de todo y nada, cuando peleábamos por decidir qué comer, qué  ver en la televisión o qué escuchar, pero siempre de alguna manera me dejabas ganar. Al final pedíamos sushi, veíamos películas románticas y escuchábamos cantar a Beyoncé una y otra vez.

Y me acuerdo perfectamente de nuestra primera cita, aquella en la que me hiciste reír hasta que no podía más y cuando ninguno de los dos se imaginaba los años que nos esperaban juntos, los secretos que compartiríamos y la intimidad que crearíamos entre nosotros. Ninguno sabía que el pastel de chocolate, el vino tinto barato y ciertas canciones se marcarían para siempre, porque los haríamos parte de nosotros.

Viene a mi mente aquél día en que decidimos comprar cámaras iguales y tomar fotos de todo, porque ahí fue cuando nos dimos cuenta de la importancia del ahora, de cada segundo vivido y de la felicidad que nos provocaba prestarles atención.

O cuando estuvimos juntos en aquella torre, tan alto que nos sentimos cerquita del cielo y abrazados observamos la ciudad, lo pequeño que parecía todo, incluso los problemas. 

Y, ¿qué me dices de esa noche en que te pedí que manejáramos sin rumbo, que observáramos las luces de noche y esucháramos música, sin decir nada? Y que a final de cuentas la misma canción que escucho en este momento nos traicionó provocando un nudo en tu garganta y en la mía...

Pienso en ti y sólo se me ocurre esa frase que dice que encuentras a la persona perfecta en el momento incorrecto. Y eso somos nosotros: un error del tiempo, pero un acierto del destino. Porque haberte conocido cambió mi vida por completo. Tú no llegaste a moverme el piso, si no a voltear mi mundo de cabeza. 

Hoy estamos lejos, sin boda ni pastel de chocolate, pero en paz. Espero que estés bien, y tu felicidad me deja satisfecha.