La carta que Cecilia nunca envió

by - marzo 24, 2017

"Algunas veces todavía te pienso. Salgo a la calle, saludo a Don José, me tomo un jugo verde. Y a pesar de las risas provocadas por el Sergio, todavía te pienso.

Yo creo que tú también me piensas, pero más poquito. Eso de tener un trabajo tan como el tuyo, siempre ocupado, siempre hablando con alguien nuevo, eso ayuda mucho a no extrañar. Yo quisiera tener un trabajo de esos, así de padre como el tuyo. Para pensarte más poquito.

Hay días que nomás me despierto y ya me estoy acordando de ti. Pero rápido me lavo la cara con agua más fría de lo normal y entonces regreso a la realidad. A donde debo estar, porque si no, se me hace tarde para ir con Don José y entregarle los pedidos. Uno no tiene tiempo de extrañar. O no debería. Si las personas ya no están, pues para qué perder el tiempo. Pero sí te pienso.

A veces voy en el camión y mirando a la ventana, imagino que te encuentro. Me pongo tan nerviosa que el otro día me pasé tres paradas. Las tonterías que uno hace por andarte pensando. Y tú, tan como si nada por allá en tu oficina y yo acá, tan como si todo en el jardín.

El otro día, Sergio me dio una rosa blanca, yo creo que era de la casa de Dianita, no sé de dónde la sacó pero me hizo sonreír. Sergio siempre me hace reír, pero no como tú. ¿Te acuerdas que a gusto nos reíamos? Como si no tuviéramos deudas y preocupaciones, como si tuviéramos diez años. Y teníamos diecinueve, ya estábamos grandes. Pero contigo siempre me sentí más joven. Con el Sergio está bien, pero al mismo tiempo no. Es buen muchacho pero no me gustaría romperle el corazón. Su sonrisa está bonita, hace que sus ojitos se vean más chiquitos, así como chinitos. Eso sí me gusta.

Estoy escribiéndote esta carta para que veas que a veces sí te pienso. Pero no creas que la voy a mandar. Ni siquiera tengo la dirección de tu oficina y tampoco creo que tengas tiempo de leerla. El día que yo tenga un trabajo como el tuyo, tampoco voy a tener tiempo de leer barbaridades.

Espero que te acuerdes de mí también. Aunque sea de vez en cuando. Que me escribas cartas en tu tiempo libre y me cuentes de tu vida en la oficina. Seguro has encontrado muchachas más lindas que yo, pero te aseguro que ninguna te va a querer tan harto como esta servidora. Pero está bien que estés con ellas, no vayas a andar solo, porque si te pasa algo ¿quién te cuida?.

Ayer pasé por casa de Don Chuy, me interrumpió mientras pensaba en ti. "¿Qué la tiene tan preocupada", me preguntó. Yo creo que he de haber traído el ceño fruncido. Ya ves que cuando me concentro, hago gestos sin darme cuenta. Pero la verdad, me estaba acordando del día que me llevaste a comer, ese día que me dejaste elegir lo que quisiera de la carta, como ricos. Hasta postre compartimos. ¡Qué bien la pasábamos juntos!
Seguro estas nuevas muchachas no te comparten de sus postres. Ojalá lo hagan, te mereces un pedazo por llevarlas a comer.

Me gustaría decir que no te pienso y no te extraño. Que el trabajo, Sergio, el agua fría y el camión, logran distraerme, pero no.

Algunas veces todavía te pienso. Salgo a la calle, saludo a Don José, me tomo un juego verde. Y a pesar de las risas provocadas por el Sergio, todavía te pienso..."



You May Also Like

0 comentarios