No estoy segura de cómo empezar esta carta. Sólo sé que tengo un nudo en la garganta y que me gustaría darme un abrazo si pudiera.
Pienso mucho en Ana del pasado, quisiera agradecerle por atreverse a tomar todas las oportunidades que le puso la vida, por bailar hasta el amanecer y por dedicarse tanto tiempo, quisiera también arreglarle el corazón y agradecerle por no haberse dado por vencida. Me alegra saber que siempre lo sentimos todo y nunca nos detuvimos por miedo a nada, ni a empezar de cero. Quiero decirle también a la Ana que fui antes de hoy, que estoy orgullosa de todo lo que hicimos: de viajar sin temor a lo desconocido, de compartir sus letras con tanta gente, de siempre poner límites, de renunciar a lo que no la hacía feliz, de atreverse a vivir sola y disfrutar de la soledad. Gracias por tantos aprendizajes, risas, amores fugaces y tardes de letras y café.
Y a la Ana que está a punto de llegar, bienvenida. Esto es lo que llevamos soñando tanto tiempo. A veces digo que tengo miedo de perderme, pero creo que estoy lista para descubrirnos juntas. Hoy acepto que ya no soy quien era antes, pero la verdad es que, ¿quién si?... Te deseo mucha paciencia y amor, hacia tu bebé, tu pareja y sobre todo, hacia ti misma. No te olvides de disfrutar esta nueva etapa. Quiérete mucho. Nunca te olvides que siempre habrán nuevos aprendizajes, risas, amor. Y que siempre puedes regresar a tus tardes de letras y café.