Mariposas, fuegos artificiales y los aviones.

by - julio 03, 2014

Estoy sentada frente a mi computadora, la ventana está entre abierta y el aire fresco causado por la reciente lluvia entra por ahí. Charlotte duerme en su cama que por las noches parece no ser de su agrado, pues siempre prefiere dormir a mi lado y sentir el calor de mi piel. 

Observo las fotografías que tengo frente a mí, amigos, mi abuelito y mi papá. Me detengo en esa específicamente y recuerdo la conversación que tuvimos la noche anterior.  Hablamos de todo, del trabajo, de la vida, de personas, pero yo resumo nuestra plática con el tema de "Los aviones".

¿Qué tan necesario es sentir maripositas por alguien cuando quieres iniciar una relación?, le pregunté. - He leído en los perfiles de mis amigos enamorados que sienten aviones, se emocionan y de verdad parece que están viviendo el amor al doscientos por ciento. ¿Es realmente necesario? Porque yo quiero eso. - Continué. 
Se quedó callado por un momento y recargando su rostro sobre las manos entrelazadas buscó las palabras correctas para explicarme lo que estaba por decir. 

- Yo creo que sí, es fundamental que al inicio de una relación siempre existan esos nervios, esa emoción por ver a la otra persona y sobretodo los aviones. No empieces esa relación si no sientes eso, no es una buena señal. - dijo

La que se quedó callada esta vez fui yo. Pensé en que realmente quería a esa persona con la que estaba pensando iniciar un noviazgo, pero definitivamente no sentía esos fuegos artificiales que algún día sentí. Siempre creí que el amor simplemente había madurado y era diferente, por eso no se sentían esos nervios y emoción, pero no. Después analicé bien la situación y me di cuenta que era porque llevábamos mucho tiempo juntos y habíamos pasado por diferentes experiencias buenas y malas (sobre todo las malas) que habían hecho aterrizar a todos los aviones que había volando en mi estómago y los que quedaban circulando probablemente no eran suficientes. 

Terminamos la cena y comenzamos a caminar por la calle, de pronto vimos a una pareja que se abrazaba y besaba con una locura que parecía insaciable, a tal grado que nunca se dieron cuenta que casi chocaban con nosotros. 

- Deben ser los aviones - Concluyó mi papá.


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