A tí:

by - noviembre 15, 2015

Esta carta es para tí. 
A tí que probablemente no conozco, o quizá muy poco. Te escribo una carta porque es mi manera de darte la bienvenida, porque es como aprendí a demostrar mi cariño. Con letras. Y hoy quiero que me leas con atención.

Con el tiempo me he dado cuenta que cuando una persona llega a tu vida, es por una razón. Nada es coincidencia. Y hoy quiero hacerte saber lo agradecida que estoy con el destino de que aparecieras en la mía. Aún no sé si será por cinco minutos o por toda la vida, pero lo que importa es que lo hiciste. Estás aquí.

No estoy segura de cómo acomodar estas palabras, si me equivoco en el orden de las letras podría ocasionar una reacción que no estoy buscando. Aunque a estas alturas ya no sé que busco. O si busco algo siquiera, porque te encontré y parece ser suficiente por ahora.

Quisiera poder hacerte feliz. Me parece que eres una persona que merece ser la más feliz del mundo. Con todo y todo. Defectos y virtudes. Aún cuando frunces el ceño o haces muecas causadas por el descontento. Aún entonces quisiera ser la razón de tu felicidad.

Quisiera poder decirte lo mucho que te quiero. Pero estoy confundida y en la vida he querido más. Pero eso no quita que te quiera y que tengo unas ganas tremendas de quererte hasta no poder con tanto amor. 
 
Quisiera cuidar tu corazón. Enseñarte que el amor de verdad no duele. No se interesa. No lastima. No abusa. El amor de verdad se vive. Se demuestra. Se siente. Se entrega, se entrega a pedacitos. Con sonrisas. Con detalles. Con caricias. Con abrazos. Quiero darte todo. Enseñarte que el amor de verdad no duele. Ni dolerá. Quiero que cuides mi corazón. Que me enseñes cómo se vive el amor a tu lado.

Yo también tengo miedo. A mí también me han herido antes. Yo tampoco sé si es el momento adecuado. Si decir estas palabras es demasiado. Si callarlas es peor. Yo también tengo miedo. ¡Vámonos quitándonos el miedo a besos!

Debe ser difícil entenderlo, pero entiende que es difícil explicarlo. Sólo toma mi mano un segundo y camina conmigo, igual lo entendemos avanzando. Prometo no soltarte al menos que quieras irte. Y a pesar de eso, seguramente dudaré en hacerlo. 

Quiero verte sonreír. Sólo quiero hacerte sonreír. Porque aunque no sepa por qué, tu sonrisa lo cambia todo. Lo ilumina. Lo mejora. Y no es cursilería, yo tampoco logro entenderlo.

Si me miras a los ojos podrías ver tu reflejo y posiblemente es lo que necesitas ver. Algunas veces olvidamos lo que somos. Yo te presto mis ojos para que te encuentres. Para que te encuentres grande, fuerte, dulce, feliz.

Ahora sólo bésame. Poquito. Sólo bésame para que puedas sentir la energía que me haces desprender. Para que entiendas que no soy promesas de un futuro. Que soy ahora y nada más.

Quiero enseñarte mi mundo. Quiero conocer el tuyo. Crear uno nuevo donde quepamos los dos. Que aunque a mí también me parece nuevo compartirlo todo con un extraño, al final de extraños no tendremos nada.

No te pido que te entregues hoy. No sé si podría entregarme hoy. Sólo quiero mostrarte que soy un camino seguro. No quiero prometerte nada, yo también estoy cansada de promesas falsas, sólo quiero hacer que las cosas sucedan poco a poquito. Hacer que el miedo se vaya. De tí. De mí. De aquí.

You May Also Like

0 comentarios