Me veo al espejo y no tengo 18.
Mi cabello es corto y mis ojos lucen distintos.
¿Será cierto que los recuerdos se acumulan en la mirada?
Respiro.
En 30 días cumpliré 25.
Enciendo mi computadora y me dispongo a escribir.
Pienso en todo aquello que ha pasado por aquí.
Creo que escribiendo conocí el amor de verdad.
Recuerdo que el miedo se apoderó de mí cuando empecé este espacio.
¿Qué va a decir la gente? Y la gente dice, ha dicho mucho.
Y yo solo quería compartir pensamientos.
Nunca creí que este sería el medio para volver infinitos a los que pasando por mi vida y besando mi piel, terminaron por convertirse en personajes.
Algunos párrafos fueron de amor a distancia, otras tantas palabras las dediqué a un hombre que durante cuatro años estuvo a mi lado, haciéndome descubrir partes de mí que ni siquiera yo conocía...y quienes me leyeron, las conocieron conmigo.
Escribí sobre el amor que no fue amor, sobre cómo curar un corazón, describí el mar sobre mis pies y conté mis alegrías.
Escribí por escribir, escribí por libertad, escribí por decisión, escribí por empezar, escribí por descubrir, escribí por compartir, escribí por necesidad, escribí por ayudar...
En las noches escribir se convertía en mi refugio, me alejaba del miedo, me sentía en mi casa. Las letras se convirtieron en mi manera de conocer el mundo y de entregar el mío.
El reflejo de mi rostro de ahora 25, se refleja en la pantalla.
Estoy sonriendo, estoy feliz.
Hoy entiendo que la vida es un cambio constante, que pierde más el que no intenta que el que se avienta a lo desconocido.
Y me siento lista, estoy lista.
Para seguir escribiendo siempre con el corazón.
- Ana García I.
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