A veces no entiendo por qué algo que debería ser tan sencillo como el amor, puede llegar a enredarse y causar tanto sufrimiento. Esta semana, por medio de un mensaje muy personal me pidieron hablar sobre los amores imposibles.

 

Aún recuerdo que un día alguien me dijo algo así como… "¿Por qué llegaste tan tarde a mi vida?” y sentí un nudo en el estómago. Y digo, ¿quién no ha encontrado a la persona “perfecta” en el momento “imperfecto”?... ¿nunca les ha pasado que conocen a alguien y tienen una química increíble, sienten que son ideales el uno para el otro y de pronto se enteran que está comprometido con alguien más, que se irá a vivir al otro lado del mundo… o decidió casarse hace una semana? Jaja….

 

Los amores imposibles están en todas partes. Las canciones más exitosas, los libros más vendidos y las películas más vistas hablan de ellos... ¿Por qué? probablemente porque todos hemos tenido ese sentimiento de imposibilidad de una u otra manera.

Últimamente el tema ha dado vueltas en mi cabeza. Lo he desayunado, comido y cenado porque quería saber qué escribir al respecto y porque la verdad, yo siempre he sido fan de enamorarme de amores que simplemente no pueden ser, así que me pareció muy interesante investigar más sobre esto. 

Así fue como descubrí que existen tres tipos de amores imposibles. (Sí, clasificados y todo).. El fantasma, el narcisista y el difícil. Les voy a explicar un poquito para que estemos en sintonía y para que esta columna sea un poco más que solo hablar y tenga algo de provecho. 

El amor fantasma, es en el que idealizamos tanto a una persona sin conocerla en realidad, que nos hacemos ideas en la cabeza y lo terminamos por convertir en alguien que ni siquiera es. ¿A quién no le ha pasado que se enamora de la idea que tiene de alguien? Y que obviamente nunca podría resultar porque nos enamoramos de alguien que literalmente no existe.

El narcisista es cuando creemos que somos un muy buen partido y nunca encontramos alguien que sea lo “suficientemente bueno” para nosotros. Y sí, estoy de acuerdo en que no debemos conformarnos con alguien que no es lo que estamos buscando, pero llegar al extremo de considerar que nadie es bueno para nosotros, ahí es donde está el error. 

Y el amor difícil, que en lo personal se me hace el más común y doloroso de todos. Es cuando te enamoras de alguien sabiendo que no puede ser. Por ejemplo, alguien casado, alguien mucho menor o mayor que tú, alguien que tiene diferentes preferencias sexuales, etc. Y digo que es el más doloroso porque en todo momento estás consciente de que simplemente no se puede ( o sea sí podría ser, pero sabes que no se debe o implica riesgos ), pero eso no evita que tengas sentimientos y que convivir con esa persona te resulte fascinante, pero siempre recordándote que nunca estará contigo. 

Pero, ¿qué es lo que nos hace aferrarnos a lo que no puede ser? Posiblemente sea precisamente la adrenalina de que sea algo prohibido, la tranquilidad que da el saber que nunca pasará nada (sí, algunas personas prefieren no salir de su zona de confort), la admiración que sentimos hacia esa persona.. o simplemente ese sentimiento de querer más algo que no podemos tener, como ese vestido carísimo que vimos en la tienda.

Yo he querido a alguien en silencio, en la voz más bajita posible, cuando moría de ganas de gritarlo todos los días. Pero entendí que también es otra forma de amar.   

Creo que los amores imposibles o a destiempo existen porque nos hacen vivir un amor diferente y vienen a enseñarnos algo. Que el amor (a pesar de ser prohibido o imposible) es bonito, porque el amor se trata de dar, de no esperar nada a cambio, de querer ver la felicidad en el otro, ¿no? … y creo que es el amor menos egoísta, aunque algunas veces llevado al extremo. Así que a veces es mejor agradecer su existencia, aprender la lección y dejarlos ir para salir adelante. 

Sin embargo, esta columna me dejó pensando en otras preguntas que posiblemente nos den tema para otra semana... 

 

¿Será que el amor de verdad puede llegar tarde a nuestras vidas? ¿Realmente el amor es eterno? ¿Qué piensan? Cuéntenme...

Los quiero un montón, 

Ana García.